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Bienvenido/a a este blog. En él podrás ver diferentes cuadros que por uno u otro motivo me parecen interesantes, bien por el tema que relatan o simplemente por las sensaciones que despiertan. Una cosa es mirar y otra ver. Mira los cuadros, y dime que ves.
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martes, julio 18, 2006
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Este cuadro fue pintado para el dormitorio de Napoleón en el palacio romano del Quirinal. Se basa en el legendario poeta y guerrero gaélico del S.III, cuyos poemas seducirían a muchos románticos.
Este cuadro está dedicado a la malagueña salerosa, una curiosa amistad forjada en poco tiempo y que espero que dure mucho más. "Amigos son los que en las prosperidades acuden al ser llamados y en las adversidades sin serlo".
Ossián fue uno de los pocos mortales a quien invitaron a Tir Nan Og, una de las islas de las hadas. Era hijo de Fingel, jefe de los legendarios guerreros fenianos de Irlanda. Habían salido un día los fenianos de caza cuando se les acercó una mujer de sin par belleza. Era Niamh de los Cabellos de Oro, hija de Manannan, que, entre todos ellos, eligió a Ossián como amado suyo. Le pidió que montase a la grupa de su feérico corcel y cabalgaron sobre la tierra hasta el mar y luego, a través de la cresta de las olas, hacia la isla encantada de Tir Nan Og, la más deliciosa y afamada que pudiera hallarse bajo el sol. En su viaje contemplaron paisajes prodigiosos. Sobre la superficie del mar se alzaban los palacios de las hadas. Ante uno de ellos, Niamh pidió a Ossián que libertase a una damisela del reino de Danann, damisela que estaba prisionera de Fomor, uno de los demonios de los abismos del mar. Ossián luchó contra Fomor y libertó a la joven.
Pronto llegaron a Tir Nan Og y allí permaneció Ossián durante trescientos largos años sin acordarse de su patria ni de los fenianos, hasta que de pronto sintió el vivo deseo de volverlos a ver. Pidió licencia para visitar su suelo natal. Niamh le falicitó un espléndido corcel para el viaje, pero advirtió a Ossián que de ningún modo permitiese que sus pies tocasen el suelo terrenal. Ossián dio su palabra de que se acordaría de ello y llegó velozmente a Irlanda. Sin embargo se encontró con que todo había cambiado en la tierra que recordaba. Fingel y los fenianos habían venido a ser una leyenda del pasado. Se había librado la batalla de Gabhra y San Patricio había convertido al país al cristianismo. Hasta los hombres parecían distintos, más pequeños, casi enanos, comparados con los que recordaba. Vio Ossián tres de ellos que intentaban en vano levantar una enorme piedra. Se inclinó para ayudarles a levantarla con una mano, pero se rompió la cincha de la silla y cayó al suelo. Inmediatamente, desapareció el mágico caballo y Ossián se transformó en ciego y anciano.
Varias baladas cuentan como San Patricio halló a Ossián desamparado en el terrestre suelo, sin remedio en su vejez, y se lo llevó a su casa. El santo hizo cuanto pudo para convertir a Ossián al cristianismo, describiéndole las maravillas del cielo que podrían ser suyas con sólo que se arrepintiese. Pero Ossián contestó que no podía concebir un cielo que no se sintiese orgulloso de recibir a los fenianos si se les apetecía entrar en él, ni un Dios que no se sintiera honrado en contar a Fingel entre sus amigos. Si no obstante así sucedía, ¿qué objeto tenía una vida eterna sin salir de caza y sin cortejar a las mujeres hermosas? Preferiría ir al Infierno, donde, según San Patricio, sus camaradas fenianos yacían atormentados, y morir como había vivido.
"Ten cuidado con tus sueños: son la sirena de las almas. Ellas cantan, nos llaman, las seguimos y jamás retornamos".Gustave Flaubert
Se puede matar al soñador, pero no al sueño. Quisiera ser como Ossián, capaz de liberar al hada, de perseguir mis sueños, aunque sea cabalgando por el mar de niebla... Como Ossián, morimos como hemos vivido: nunca olvidéis lo que decía Ralph W. Emerson: "Grabad esto en vuestro corazón: cada día es el mejor del año".
No sé nada de la vida, y espero que todavía me quede mucho camino por recorrer, pero si algo he aprendido en estos 27 años son únicamente dos palabras: "Sigue adelante".
El gran problema es que casi todos llevamos un osián dentro. Los que sienten como él ansían libertad y ausencia de normas estúpidas impuestas por la monotonía de las sociedades que suelen, sin embargo, triunfar.
Por eso, la diferencia se halla entre aquellos que se dejan llevar por las normas y aquellos que se dejan llevar por sus ilusiones y sentimientos a los que "los demás" se aventuran en llamar infantiles o descerebrados.
Las personas como ossián necesitan sentirse jóvenes eternamente y sentir con esa magnitud tan propia de la edad temprana.
Y empecé diciendo que es un problema porque el no conseguir "sentir constantemente e intensamente" provoca una ansiedad e inestabilidad brutal en ciertos momentos, en esos momentos en los que no te dejas llevar por las reglas, en los que no te quedas dormido mientras que el tiempo avanza implacable.
A mí, personalmente, me cansa tanto perseguir esa libertad que a veces me asfixia y a la vez, cuando rozo algo de esas sensaciones, me siento imparable y feliz, esa clase de felicidad que no se puede ocultar, que te llena por completo.
Pues sí niño, has dado en el clavo, no esperaba menos de ti, quizá tú si que esperarías un comentario más acertado, pero es lo que me ha hecho reflexionar a penas he leido los comentarios tuyos. Es una mezcla de pasiones, libertad, amor y fidelidad hacia las propias convicciones. Me encanta!
No se puede vivir sin sueños. Exceptuando la enfermedad, no hay nada tan terrible como alcanzar por fin aquello con lo que llevas toda la vida soñando y entonces descubrir que no es lo que quieres. Llegado ese caso, inevitablemente el alma busca con desespero algo nuevo con lo que soñar, porque vivir sin sueños es como estar muerto, es la muerte del alma. "La vida es sueño", dijo alguien...
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